Pretemporada II. Andoni Zubizarreta

Espero recuerden al amigo ese que les comenté, hace ya unos días, que había estado en Nueva York. Pues bien, lo he vuelto a encontrar hace poco en uno de esos festivales que se organizan a lo largo de la Costa Brava durante estas fechas. Festivales, que dicho sea de paso, tambien han perdido una parte importante de caché, con un descenso importante en la categoría de los artistas invitados. Hablamos de su salud y de que, al fin, había tenido que dejar su puesto de trabajo, de prestigio y bien remunerado en una gran empresa. Había ascendido peldaño a peldaño dentro del organigrama y había tenido diferentes equipos directivos. Cuando llegó a lo máximo que podía llegar en su departamento, sólo pudo disfrutarlo unos pocos meses antes de la enfermedad. Y en ese tiempo logró lo que ninguno antes había conseguido. Líderes destacados en su sector y apabullando al resto. Como su anterior jefe, se rodeó de fieles y leales compañeros. Luego la enfermedad trastocó los planes. Porque de esa enfermedad se aprovechó el equipo directivo de turno, seguramente celoso de los éxitos de un equipo formado básicamente por la anterior junta directiva.

Hablando con él, de esos posibles celos, de esa necesidad que tiene un equipo directivo para convencer y hacer ver a los demás que los éxitos conseguidos pertenecen y son gracias a ellos y no a los anteriores le inquirí sobre eso, como se conjuga el tener que ser uno quien aparece ante la opinión pública con las opiniones de la directiva de turno. Fue claro. Uno se limita a cumplir órdenes. Se limita a decir en público lo que el equipo directivo le ha remarcado y a sacar el máximo posible de los medios que ese equipo directivo le ha colocado a su alcance.

En el fondo, toda gran empresa sigue los parámetros absolutos que marca su equipo dirigente. Y cuando una pieza del engranaje productivo chirría sobre estos ejes se le sustituye por otro, sean cuales sean los resultados en el momento en que incomoda a los de arriba.

Viene esto a cuento de cómo se está gestionando la pretemporada del primer equipo del Futbol Club Barcelona y esa búsqueda de un central que parece misión tan complicada como la de la piedra filosofal para los alquimistas. Y el caso es que parece que todo el mundo apunta a la misma dirección, Andoni Zubizarreta.

Hoy, sin ir más lejos, un conocido de Twitter, me ha preguntado con estas palabras “sabes que puede pasarle a Zubi?, él no es así. Parece hipnotizado” y me ha hecho recordar las palabras del amigo y releer alguna entrevista antigua que le realizaron y algun que otro artículo que Zubizarreta publicó. Y sí, en verdad parece otra persona, alguien muy diferente a quien impuso Pep Guardiola para renovar con la actual directiva.

Recordemos que a Zubizarreta le queda tan solo un año de contrato. Acaba el próximo 30 de Junio. Y si miramos su gestión podemos decir que hasta la marcha de Guardiola fue modélica. ¿Qué ha pasado desde entonces?

El verano pasado ya se rumoreó y posteriormente confirmó que Tito Vilanova deseaba la incorporación de Thiago Silva. Lo consideraba una pieza indispensable en el equipo. Pero, ahí, una junta directiva con ideas parecidas a las de Florentino Pérez con sus galácticos consideraba, y creo aún considera, una pésima inversión el fichar un defensa. ¿Recuerdan que centrales tenía el Real Madrid de los galácticos? Pues eso mismo. Y se cerró en banda ante el fichaje por 40-45 millones de Silva. Y en su lugar apareció Song.

Nos lo quisieron vender como medio centro pero con capacidad de jugar de central. 25 millones a engrosar las arcas de un club que nos debería hacer un monumento como pagadores de parte de su estadio, el Arsenal. Y Zubizarreta calló, dejó que decidieran los de siempre, los directivos. Y en el fondo, que más dá. Si no es Zubi será un Gratacós de turno. ¿Qué debe hacer uno en su caso?
Este verano con el tema del central estamos en las mismas. Nada ha variado en cuanto a posicionamiento y opinión de la directiva. Nada. Salvo quizás la opinión pública que es, esta vez, mucho más favorable a la incorporación de un central, simplemente porque es obvio su falta. La directiva sigue siendo reacia a pagar lo que se pide por los mejores. Y en eso estamos, pasando el tiempo en espera de rebajas o liquidaciones de último momento.

En cuanto a la pretemporada poco que añadir a la larga lista de adjetivos y comentarios de los mismos técnicos y jugadores. Poco entrenamiento, mucho viaje, muchas presentaciones, fiestas, cenas, jet lag y lo que quieran. Eso es imposible que lo piense y lo articule un futbolista aunque haya dejado hace años su carrera. Nadie plantea una pretemporada como esta, salvo que en su vida hayan hecho ninguna y ni quieran saber como son salvo que el único interés sea crematístico. Esos seis millones de los que se habla que reportarán a las cuentas del club que ayudarán a que el equipo directivo no tenga que avalar.

Un Zubizarreta que, en vista de su poder de decisión sobre la plantilla y su planificación, y en vista de su finalización de contrato el próximo Junio, es fácil que haya tirado la toalla y haya optado por la vía del asentimiento. Que no hay central, pues bueno. Que debemos esperar al último día, pues esperamos. Que la pretemporada es un viaje turístico en varias etapas, pues bueno, que más da. Que más de una vez ha aparecido el nombre de un tal Gratacós por el horizonte.

En el fondo en lo único que ha luchado ha sido por su gente más próxima. Esos Valentín y Julià que estaban fuera del club al final de la temporada pasada y que por el plante de Zubizarreta, – ¿hay quizás miedo en la directiva a lo que podría decir o contar?, una vez fuera – pasaron, no de seguir hasta la finalización del contrato del jefe si no un año más hasta 2015. ¿Alguien lo entiende?
Esta claro que los problemas no vienen de la secretaría técnica. Es, en el fondo, uno más de los que sobran para que los actuales dirigentes tengan SU equipo y SU club y sean SUS victorias y SUS títulos.

Si es que los hay.