Cibeles y Neptuno.

Cibeles es considerada (y es una casualidad, una diosa pre-olímpica) Identificada por muchos como Rea será la esposa de Saturno (sí ese que devoraba a sus hijos) y su historia se nutre de pasiones, rencores y sangre.

El culto a Cibeles se originó en Anatolia (turquía) hace más de 6.000 años. Vaya, que aunque algunos lo crean, no nació en la Castellana. Es la diosa de la madre naturaleza, de las cavernas (cuidadín, cuidadín) y los montes, de la fértil tierra y de los animales. Su simbología representada encima de un carro tirado por leones simboliza su superioridad incluso ante los leones que tiran del carro.

Pero su historia no es tan bonita. Cibeles tuvo un hijo llamado Atis. A medida que el pequeño Atis iba creciendo, más prendada quedaba de su hijo por su belleza y porte. Así, cuando Atis llegó a la virilidad, Cibeles lo convirtió en su hijo-maromo-amante. No tan sólo se conformó con eso sino que le obligó a jurarle fidelidad absoluta. Y así fue, viviendo en un mundo de ensueño y paradisíaco hasta que un día, cansado Atis de su madre-amante posesiva decidió dar una vuelta por las colinas (vaya, lo que sería el bar de hoy en día) y se encontró con la bella ninfa Salgaritis. El aquí te cojo, aquí te mato fue todo uno. Se comenta que Atis, acostumbrado a la edad de su Mater amatíssima, lo pasó en grande con la jovencita Salgaritis.

Pero nada quedaba en la tierra sin que Cibeles lo supiera y los celos se apoderaron de ella. Otra más joven y guapa se había interpuesto en el camino. Y en medio de un arrebato de locura maltrató físicamente a Atis, quien, como tampoco tenía muchas luces, no se le ocurrió otra cosa que castrarse para así seguir pudiendo mantener el juramento de fidelidad  hecho a su madre-amantísima. Como se ve que no tan sólo no tenía muchas luces sino que tampoco era muy ducho en esas artes médicas, el joven Atis murió desangrado en los brazos de Cibeles.

Neptuno es todo un dios olímpico. Este sí. Hijo de Rea y Cronos (Saturno). Devorado por Saturno, su padre, es regurgitado con posterioridad gracias a Zeus, su hermano. Neptuno es el dios de las aguas y mares. Eligió el mar para vivir y construyó un reino de castillos dorados sumergidos hechos de corales y gemas. Tiene fama de orondo bonachón salvo cuando de enfada. Es esos momentos es capaz hasta de fastidiar la vuelta de Ulises a su Itaca para reencontrarse con Penélope. Aunque claro, en su descargo cabe decir que Ulises había cegado al hijo de Neptuno, Polifemo.

A golpes de tridente causa maremotos y tsunamis por donde pasa el día que está airado. No le hacen falta ni carrozas ni murallas en la cabeza como a Cibeles para demostrar su fuerza. Pero eso sí, es un poco inestable. Tanto provoca la más encalmada mar en las que la navegación se torna imposible como provoca auténticos destrozos.

Cuando va en su carroza,acostumbra a ir  tirada por caballos y/o delfines y rodeado de ninfas y tritones, de ondinas y náyades.

En Barcelona, que sepa no hay ninguna estatua erigida a Cibeles. En cambio sí la hay de Neptuno. Y creo que tres. Una en el Parc de l´Espanya Industrial, colocada en el lago. Otra en la Plaça de la Mercè y la tercera en la cascada del Parc de la Ciutadella.

Así pues, colchoneros que vivís en Barcelona, quedar antes no sea que estéis dispersados por Barcelona esta noche.