Primera semana de Agosto. Pleno verano. Esa estación donde las hormigas laboran mientras las cigarras se dedican a enturbiar la paz y los descansos con sus cric-cric bajo el sol. Y también esos días donde el fútbol, y especialmente en España, es más un deporte practicado entre equipos de solteros contra casados que en poco o nada se asemeja al que veremos en apenas treinta días, con los equipos ya en plena temporada y rodados. Unos partidos que, aparte de dar buenos rendimientos económicos en la mayoría de veces, poco o nada aportan a los futbolistas salvo largos desplazamientos y conocimiento de distintas culturas.
Pero este verano, hay que reconocerlo, en el Futbol Club Barcelona, las cosas parece que se han hecho peor que nunca, como si hubiese que establecer alguna marca mundial al despropósito general.
La planificación de la pretemporada, con los jugadores internacionales que disputaron la Copa Confederaciones regresando los últimos a los entrenamientos de todo el panorama futbolístico (los brasileños y españoles que juegan en otros equipos europeos regresaron una semana antes a la disciplina de los diferentes equipos), con un primer encuentro celebrado contra el Bayern de Munich más otros dos partidos en tierras noruegas y polacas, que acabaron con un trofeo Joan Gamper totalmente deslucido y ante un rival al que había que pagar parte del fichaje de Neymar. Luego viaje pseudocultural y de demostración de valores a tierras israelíes y palestinas para impartir eso que antes era una pachanga y ahora se denomina clínic. Y de ahí rumbo a tierras tailandesas para medirse contra un equipo que me cuesta ubicar en alguna categoría del futbol profesional en España. Vaya poco más que un regional. Y de ahí que se irán a Malasia, otra cuna del deporte balompédico. A todo esto calculen los entrenamientos que deben haber realizado los integrantes del equipo bajo calores y humedades asfixiantes que no son precisamente las condiciones idóneas para una pretemporada.
Pero ya sabemos, a día de hoy, que el dinero es don dinero.
El tema del central que sí, que ya viene, que ahora ya no y que a veces casi no es imprescindible va ligado a la confección del equipo. Se nos dijo desde el club que la confección de la plantilla y los planes se habían tomado en el mes de Febrero en la reunión que tuvieron en Nueva York con Tito Vilanova. En esa reunión ya se sabía que se contaría con Neymar en esta temporada. Y hasta la fecha ha sido la única incorporación al equipo. O sea que esa reunión de trabajo debió de durar algo así como un minuto. Tiempo a sentarse y levantarse. Porque si no, no se entiende que a estas alturas aún no tengamos un central si es que de verdad interesa, cosa que por algunos momentos dudo. Si en dos veranos y una temporada completa aún no se sabe que tipo de central se desea hay algo que falla en la secretaría técnica, por muchas reuniones de confección de equipo se tengan. Ya no hablemos de la revolución que se anunciaba después de la derrota ante el Bayern, cuando se hablaba de 4 o 5 nuevas incorporaciones. No hablamos de que a 15 días del inicio del campeonato tan solo ha habido una incorporación y que estaba pactada y consensuada mucho antes. Una dirección técnica que, a día de hoy sabemos que acaba contrato el 30 de Junio venidero. Y que deja un montón de cuestiones en el aire y otro montón de problemas al sucesor. Los dos porteros del primer equipo acaban contrato en 2014 (uno de ellos ya ha manifestado claramente su voluntad de irse), una plantilla envejecida con jugadores como Puyol (35), Xavi (33), Alves (30), Mascherano (29), Iniesta (29), súmenle un año a finales temporada a estas edades, sin que tengan por el momento relevos, una masa salarial del equipo por las nubes con la llegada de Neymar, dos canteranos (Bartra y Montoya) que acaban contrato en 2014, con Piqué, Alves e Iniesta con contratos que finalizan en 2015.
Dos operaciones salida. Villa y Thiago. Ambas ofrecidas como buenas o muy buenas operaciones. A la de Villa no hace falta añadir nada más viendo los precios pagados por otros futbolistas con un nombre claramente inferior. Es cierto que se ahorran 11 millones en concepto de salario. Pero es también cierto que faltaban 10 millones para amortizar de su fichaje. El caso Thiago se nos vende como un éxito traspasarlo por más de lo que indicaba su cláusula de rescisión. Y sí, es cierto. Pero hay que decir que la operación ha sido así porque también beneficiaba al Bayern de Munich. Hay que recordar que las cláusulas las paga el jugador y que por tanto debe declarar el IRPF correspondiente al ingreso. A la cantidad de 18 millones súmenle el 50 y tantos por ciento a pagar a Hacienda y tendremos una operación de algo más de 27 millones de euros. Por tanto a los dos clubs les beneficiaba. Al Bayern para ahorrarse dinero y al Futbol Club Barcelona para presentar unos beneficios que falta le harán. Y que en lugar de 18 serán de veintitantos. Perfecto para una directiva en la que priman lo números.
Declaraciones de futbolistas y capitanes. Resulta cuanto menos curioso ese no molestar que parece que impera en los capitanes, especialmente Puyol y Xavi. Ese no decir absolutamente nada que pueda molestar a alguien, quien sea. Aunque quizás va incluído en la renovación que hicieron de sus contratos. Y que el sentido común, y las verdades vengan de jugadores como Alves, Mascherano o Adriano y su posicionamiento ante temas como la planificación de la pretemporada, Abidal o el independentismo. Unos jugadores de la casa, en su totalidad, que para no mojarse en nada parece lleven puesto un gran impermeable o sean alérgicos al agua y se mantengan a gran distancia de esta.
Y así va transcurriendo un verano, con una plantilla que a mí, personalmente me parece muy inferior a la que tuvimos hace dos, tres o cuatro temporadas. Aunque sea simplemente por una cuestión del paso del tiempo.
Y recuerden, esta directiva sigue confeccionando SU equipo y SU club. Ya habrá tiempo de hablar del central, si llega, de brasileños y de Tito Vilanova.