Difícil pero no imposible

Faltan poco más de 48 horas para enfilar una vez más la calle de la Maternitat y entrar de nuevo en la gran esplanada que hay en el lateral del Camp Nou. Sí, la opuesta a la de tribuna, donde los únicos elementos existentes son unos barracones de obra. En esta, nada de esculturas, fachada decorada, ni nada de nada.

Han pasado ya un montón de días (el tiempo en fútbol es ínfimo) desde el partido de ida. Para muchos, visto comentarios, el partido. Para mí ha habido muchos. Y casi, casi se han ganado todos. Pues bueno. Se perdió. Jugamos contra el único equipo que quizás pueda equiparse al Barça a nivel Champions en los últimos cuatro años. Llegó a dos finales y las perdió. Pues sí. Por una vez salíamos no favoritos. Y palmamos.

Desde el espacio de tiempo transcurrido entre las diez y media y once de la noche del pasado martes he estado escuchando, oyendo, viendo, mirando todo tipo de opiniones. Tribuneros, buenistas, pirómanos, ventajistas,… todos catalogados por unos y otros. Se ha echado culpas a casi todos los implicados. Jugadores, cuerpo técnico,…Se han oído comentarios de “autogestión”, de falta de ambición, de edad, de volver a saborear la noche barcelonesa, error en los fichajes…

Pues como no tengo ni idea de si todo lo anterior es cierto me lo voy a creer y no discutir. Lo que es evidente es que tenemos un equipo que se mantiene titular a lo largo de más de cinco años. Que nos ha acostumbrado (o quizás mal acostubrado) a tener que creer en él.

Hemos entretenido la semana valorando la relación entre dos personas que han pasado de estar juntas, cada día del año durante ni sabe cuantas horas, a estar separadas por más de 6.000 km. Hemos medido si la cinta del brazalete de capitán entra o no en el brazo de Victor Valdés. Evidentemente hemos fichado cincuenta veces ya a Neymar, denostado a 12 jugadores de la plantilla, fichado a seis cracks mundiales, devuelto a Cesc al Arsenal, enviado a galeras a Alexis y nominado casi como segundo mejor jugador del mundo (al mejor no nos hemos atrevido) a Tello.

Pues ya está. Nos lo hemos (se lo han) pasado bien. Pero ahora el partido está ahí. No sé si entenderé o no el planteamiento que haga Vilanova. Tampoco me interesa mucho de entrada. Estoy seguro que será el mejor. Y a los que jueguen hay que darles lo mismo que nos han dado todos estos años. La misma intensidad que han puesto ellos tenemos ahora que ponerla los aficionados. Pero hay que pedirles eso. Intensidad, ganas, motivación, hambre. Querer seguir estar en lo más alto. Y estoy convencido que lo harán. Convencido.

No es un homenaje al equipo lo que necesita el miércoles. Ya habrá tiempo el día que se gane la Liga para eso (y pienso que lo merecen). No. El miércoles se trata de darles el empujón que puedan necesitar. Es difícil, complicado. También lo era meterle cinco al Madrid de Mourinho, cuatro al mismo Bayern, cuatro al Arsenal o cuatro al Milan. Y se lograron.

Por mi parte, cuando enfile la calle de la Maternitat estaré convencido que se puede. Si es así me iré a dormir feliz porque se de un montón de gente que lo hará un poco más contenta. Y si no espero hacerlo con el convencimiento de que han hecho todo lo posible para ganar.

Como dijo Abidal: “Impossible is nothing.” Y añado, ojalá rodemos todos, una vez el colegiado haya silbado el fin del partido.

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