Caso Neymar. Empezó con nocturnidad.

 26 de Mayo de 2013. Tres y media de la madrugada. El Futbol Club Barcelona anuncia mediante su página web el fichaje de Neymar. Los medios de comunicación hablan de un coste total cercano a los 54 millones de Euros. Nadie da cifras concretas pasando desde los 28 millones de algunos hasta una cantidad cercana a los 50. En concreto Mundo Deportivo, en un vasto artículo firmado por su subdirector, Francisco Perearnau, habla de no más de 45 millones según fuentes del FCB, bajo un resaltado en el que asegura que el FCB explicará toda la operación.

 3 de Junio. Rueda de prensa conjunta del entonces vicepresidente, y ahora presidente no electo, Bartomeu y Andoni Zubizarreta. Nos anuncian que la operación ha ascendido hasta los 57 millones de euros, superando las previsiones iniciales que eran de 40 millones. Y en un alarde de transparencia anuncia que no se han pagado comisiones a intermediarios o agentes. Y, en esa rueda de prensa aparece la que se ha convertido en “tocata y fuga” preferida de la directiva. Las cláusulas de confidencialidad.

 Como ha ido transcurriendo la historia de “el fichaje más caro de la historia” la conocemos. Solicitud, por parte de un socio, de información al Club y consiguiente pase de muleta descomunal de este fiel a su línea de transparencia hacia el socio. Posterior denuncia ante Audiencia Nacional y amenazas del Club hacia el socio con reclamarle daños y perjuicios. Envío de un escrito a la Fiscalía el 11 de Enero digno de figurar en un futuro cercano en el “Museu Josep Lluis Núñez” (antes Museu del Barça y que deseo que el día que exponga el documento vuelva a tener ese nombre) como ejemplo de la peor directiva que ha tenido este Club a lo largo de la historia, y viendo como muchos, anteriormente, habían hecho méritos más que suficientes para ostentar tal distinción. Ridículo mayúsculo de un presidente pidiendo ser citado para declarar voluntariamente en la audiencia tan solo dos días antes de fugarse del cargo con un “hasta luego, Lucas” y “si te he visto, no me acuerdo”. A su lado, Freixa en la más bochornosa rueda de prensa que recuerdo en la historia del Futbol Club Barcelona. Con un mínimo sentido de la vergüenza ante el ridículo ese día debían haber dimitido por incapacidad manifiesta. Eso sucedía en el intervalo de los días 21 al 23 Enero 2.014.

24 Enero 2.014. En nuevo presidente, no electo, Josep Maria Bartomeu ofrece explicación de la operación Neymar. Había tardado 8 meses en dar las explicaciones que debía haber dado el día que se sentó en la tribuna para presentar al jugador. Había sido él mismo quien había dado las primeras cifras y negado la existencia de comisiones o intermediarios. En esa comparecencia el coste de la llegada del jugador ya ascendía según el Club a los 86,2 millones de euros aunque los directivos seguían manteniendo que el diferencial hasta los 57,1 millones se debían a operaciones fuera del traspaso. Un mes más tarde el Futbol Club Barcelona ingresa la cantidad de 13.550.830,56 € en una autoliquidación complementaria a Hacienda.

La operación tan claramente explicada resulta que nos hemos enterado que ya está en los 100 millones (creo que aún ascenderá a algo más) y ha supuesto directamente la fuga del presidente electo y la destitución de sus cargos de Secretario de la Junta Portavoz y responsable del area Jurídica. Ya anteriormente le habían sustituido en el cargo de portavoz. Todo por un alarde de transparencia y deberse al socio.

 Estas son todas las responsabilidades aceptadas por la Junta Directiva. Y las depuraciones. Y deberían haber muchas más en muchos ámbitos más allá del jurídico. En la rueda de prensa de conferencia del dia 24 Febrero 2014 el Presidente No Electo se permitió la barriobajera actitud de atacar al socio Jordi Cases. Supongo que a día de hoy le debe haber enviado una carta de disculpas. Igualmente que el presidente fugado cuando habló de denuncia temeraria. Salvo que en este caso la carta de disculpas ya no llevará el membrete del Club.

 Y, a los escribidores, empezando por directores de periódicos, subdirectores, columnistas de opinión e incluso algún pajarraco que se permite interrogar sobre la suciedad en la prensa sin mirarse el pico ni las alas. No estaría de más que en vista del ridículo hecho practiquen alguna columna de descargo y disculpas. Al socio Jordi Cases y a los lectores.

 Por cierto, al subdirector del Mundo Deportivo que me indicó, (hace de médico igual que hace de periodista) el dejar de tomar pastillas o que empezara a medicarme en serio, nada, que se cuide. Y lleve siempre los pantalones bien atados en la cintura. Que algunos han confundido Barcelona con Sodoma.