FC Barcelona. ¿Un enfermo terminal?

El FC Barcelona, como cualquier entidad con 118 años de historia, ha tenido al largo de su historia altibajos sociales, económicos y de resultados y no siempre han ido parejos en el tiempo. La mayoría de ellos por negligencias de las directivas de turno. Pero, como Lázaro, siempre ha resucitado. Sátrapas y torpes, en muchos casos, han llevado al Club a ruinas económicas que han derivado en largos años sin patrones ni estilos ni continuidades. Pero esta vez pinta peor. Esta vez no es un ataque al corazón ni un accidente que se solucione en un quirófano. Esta vez pinta a enfermo terminal. Y no solo por el Club en sí, si no, por los condicionantes del mercado y el estado social del Club.

 

Si echamos la vista atrás, la primera gran crisis del FCB, de lo que sería la historia moderna del FCB, se centra en los principios de los años 60. Las causas son dos. Por un lado un equipo envejecido, que tuvo poca renovación (el de las Cinco Copas), y, por otro, el coste del Camp Nou (con un sobrecoste sobre el presupuesto del 330%). Para frenar la deuda no quedó más remedio que la venta de Luis Suárez al Inter con lo que se rompió el que debía ser cordón umbilical de ese equipo. Vender para sobrevivir quedándonos sin nuestro jugador estrella y gastando lo que no está escrito en 20 fichajes sin ton ni son. Aún así, socialmente el Club creció a lo largo de la década de los 60 pasando de 39.000 a 53.000 socios. En esos tiempos el presupuesto del Club se basaba principalmente en los ingresos por socios, abonos y taquillajes. En 1969, la llegada de Agustí Montal y el catalanismo al Camp Nou, junto al tardo franquismo, hace que el Club tome un nuevo impulso en el área social que permite la llegada en 1973 de Johan Cruyff. Al término del mandato de Montal, en 1978, el número de socios se aproximaba a los 78.000. Para hacernos idea el presupuesto del Club en 1973-74 era de 1.562.000 €. El coste del traspaso de Johan Cruyff fue de 360.000 € y el salario de 4.183 € mensuales. En la temporada 1978-79 el presupuesto ascendía ya a 4.910.000 €. Pero eran años donde tanto recaudabas por socios tanto podías gastar. Años en los que se fichaban a dos grandes estrellas mundiales y el resto se alimentaba de jugadores del filial y algún fichaje dentro de la propia Liga.

 

Josep Lluís Núñez tiene claro a su llegada al Club que el número de socios debe crecer pues es la única vía para la obtención de ingresos. Durante su mandato el club llega a los 106.000 (en 1982 ya se habían superado los 100.000 aunque al final del mandato baja el número. Económicamente los presupuesto pasan de los 4.910.000 € a 106.751.000 €. Hay que tener en cuenta una serie de factores externos para darse cuenta de este aumento. En primer lugar la remodelación del Camp Nou para el mundial del 82 con lo que el campo pasa a ganar más de 20000 localidades que permiten el aumento de socios, abonados y taquillaje. Junto a esto aparecen por primera vez los ingresos «atípicos» como él denominaba: derechos televisivos, derechos de imagen de jugadores, publicidad estática y merchandising. Esto, junto a la poca disposición al aumento de fichas y a fichajes «de la portera», hizo que económicamente el club estuviera en una buena posición aunque el balance deportivo de todo el mandato pueda considerarse muy pobre hasta la llegada de Johan Cruyff. Para hacer comparaciones baste decir que el presupuesto en su última temporada fue de 106.751.000 € y realizó una inversión en fichajes de 28.848.000 con dos fichajes (Dani i Simao). También hay que decir que en el último año el Real Madrid pagó más de 60 millones de euros por Luis Figo. Son años en que el FCB se alimenta de 3 jugadores de renombre mundial, fichajes de la Liga y gente de la casa con más o menos largo recorrido en el primer equipo (Milla, Amor,   Guardiola, Sergi, Ferrer, Carreras, Oscar, Roger, Jordi Cruyff, Angoi, Busquets, Celades, de la Peña, Velamazán,…). El trabajo de Johan Cruyff y posterior de Van Gaal propician el salto de numerosos jugadores de la casa. La crisis no viene dada por el tema económico pero sí en el plano deportivo y sobretodo en el plano social. El abonado deja de ir al Camp Nou y cuando la pelota no entra saltan los pañuelos y las broncas.

 

Con Joan Gaspar esto se agravará. Durante su mandato, tres larguísimos años, el club pasa de un presupuesto de 106.750.000 € a 170.732.000 €. Gastó 199.000.000 € en fichajes, incrementó los sueldos de algunos jugadores y vio como los ingresos menguaban por falta de éxitos deportivos aún con la creación del «Seient Lliure». En tres años se había encima dilapidado el remanente económico del Club. Tanto en el caso de Núñez como en el de Gaspar/Reyna fue el abonado del Club y el socio quien los echó. Y es que las pañoladas y broncas en el Camp Nou eran, eso sí estaría bien definido, de «miedo escénico». Ningún presidente las ha aguantado. La caridad humana que reclamaba Gaspar no tuvo condescendencia con él.

 

Joan Laporta inició su mandato con un presupuesto de 162.749.000 y lo acabó con uno de 405.000.000 millones. Hay que decir que en el primer mandato dio de baja a 12 jugadores y se invirtieron 44,4 millones de euros en 7 jugadores (Ronaldinho (27mill), Quaresma (6), Márquez (5), Luís García (4), Mario (2,4), Rustu (0) y Van Bronckhort (0)). El año siguiente se daban 16 bajas y se invertían 67,5 millones en 9 jugadores (Eto’o, Deco, Edmilson, Giuly, Belletti, Silvinho, Larsson, Maxi López y Albertini). De la mano de Rijkaard y Guardiola la plantilla del primer equipo está dividida al 50% entre jugadores de la Masia y fichajes (Valdés, Puyol, Oleguer, Xavi, Iniesta, Messi, Motta, Jorquera, Gabri,  Dos Santos, Pedro, Busquets, Bojan, Thiago Alcántara, el retorno de Piqué…). Deportivamente el club funciona de maravilla, aunque económicamente muestra que es difícil el éxito deportivo sin un gran dispendio (primas y salarios) con lo que los números dan unos beneficios mínimos y eso teniendo una base de la que van saliendo jugadores (Jeffren, Bartra, Fontás, Muniesa, Tello, Cuenca,…). El Club sigue creciendo en número de socios aunque por estas fechas los ingresos por abonos y asociados es ya una mínima parte del presupuesto del Club. Los «atípicos» son ya la mayor parte de los ingresos. El bajón/decadencia del equipo de Rijkard sumado a la campaña mediática descomunal propicia la ruptura social que se plasma en la moción de censura. A partir de ahí, ni los triunfos de la mejor etapa histórica del Club hace que la situación se revierta. Sandro Rosell, con la ayuda de los principales medios de comunicación y sociales de Barcelona, dinamita la gestión llevada a cabo.

 

La llegada de Sandro Rosell/Josep Maria Bartomeu (no hago distinción entre ambos por seguir los mismos cauces) sigue suponiendo éxitos deportivos basados en la inercia que llevaba el equipo de Guardiola. Su primer presupuesto bajó a los 380 millones de euros (motivo de la acción de responsabilidad y los números auditados por ellos mismos) y han previsto para la actual uno de 695 millones. Si nos atenemos a los aumentos cabe señalar que durante el mandato de Laporta se aumentó en un 150% y que en el mandato Rosell/Bartomeu lo hace en un 83% en el mismo tiempo. Ahí hay que señalar que uno de los ingresos más importantes del Club ha sido la sponsorización de la camiseta y de todo el Camp Nou bajo la marca Qatar. Hay que decir que a pesar de este importante ingreso, ningún año el FC Barcelona ha tenido un beneficio parecido a la cantidad aportada por la fundación ni por la compañía aérea qatarí. En cuanto a la aportación de la Masia hay que señalar los nombres de Rafinha, Deulofeu, Masip, Luis Alberto y Sergi Roberto.

 

A partir de aquí, y viendo los datos es cuando veo complicada la «resurrección» del enfermo terminal. En primer lugar porque los gastos estructurales del FC Barcelona han crecido a velocidad de vértigo. Un exceso de personal, especialmente en cargos ejecutivos de dudosa eficacia y en muchos casos doblados, el aumento de las fichas de los jugadores hacen que el Club disponga de pocos recursos para fichajes. Ni somos propiedad de un grupo inversor o jeque/ruso de turno y por tanto no podemos ampliar capital ni sacar dinero de la cartera. Con unas cantidades de 80 millones para fichajes es difícil competir con presupuestos que doblan, en el mejor de los casos, esa cifra. Si en el primer año de Laporta se invirtieron 44 millones en fichajes con un presupuesto de 162 no tiene sentido que tengamos una cifra de unos 80 millones por temporada para fichajes cuando el presupuesto se ha multiplicado por cuatro. Siguiendo el rating deberíamos poder fichar por un valor de 188 millones. Si tenemos en cuenta los precios que corren por el mercado la posibilidad de fichar auténticos “cracks” es mínima salvo que gastemos en una temporada parte del presupuesto de la siguiente como nos dijeron en el fichaje de André Gomes.

 

Si fichar, a día de hoy, es difícil, más lo es que jugadores de la Masia lleguen al primer equipo. En los últimos 7 años el único jugador consolidado en el primer equipo y que sea auténticamente de la casa es Sergi Roberto. Y si mucho me apuran, Rafinha. Y el futuro no es mucho mejor. La idea que algunos quieren hacer creer de que el futbol base funciona de maravilla por los títulos que obtiene es una falacia. El futbol base no tiene la misión de ganar títulos. La suya es la de posibilitar que existan jugadores para alimentar al primer equipo. Este es el mayor triunfo que puede tener el futbol base. Se ha vendido la idea de que es primordial tener el B en la segunda división. ¿A que precio? Si se fichan jugadores de 24 años que se sabe que no tienen ni tendrán nunca nivel para jugar en el primer equipo lo único que haces es cerrar la puerta a que un juvenil con proyección adelante tiempo y pasos. Has cerrado tu mismo la posibilidad de progreso solo para estar en una categoría, eso sí, que proporciona unos ingresos que no da la segunda B. ahora nos dicen que harán un equipo para mantenerse en la categoría. ¿A costa de fichajes que sigan cerrando puertas? Y si tienes a un jugador en la casa con proyección pero no tiene la posibilidad, ni se la dan, de progresar es mucho más fácil que se busque la vida fuera del Club. Porque ya de entrada es mucho más gratificante que te vengan a buscar. Pasó con Piqué, Cesc y últimamente ha pasado con muchos jugadores del Club. Dar la culpa al jugador y tacharlo de vendido por el dinero es absurdo en un mundo profesionalizado como el futbol. La única manera de retenerlo es a cambio de darle muestras de que puede llegar al primer equipo y esto hace ya tiempo se ha olvidado. Recuperar jugadores a precio de mercado (Piqué fue un casi obsequio de Fergusson) no ayuda precisamente nada.

 

En un plazo relativamente corto de tiempo, tres/cuatro años a lo sumo, el Club deberá tener recambios para Iniesta, Piqué, Busquets, Messi, Suárez y Mascherano. Todos tendrán superados los 33 años. De los seis, cinco de primer nivel mundial en sus posiciones. A día de hoy para sustituirlos deberíamos preparar entorno al presupuesto entero de una temporada. ¿Es posible? Lo dudo. Y eso aún olvidándonos de la historia del Club y las cantidades que se han tenido que abonar para hacer posible la salida de algún jugador para ahorrarnos la ficha.

 

Los márgenes de mejora de los ingresos que existían años atrás han desaparecido porque ya está todo vendido. Aumentarán los ingresos por sponsorización y derechos televisivos pero en márgenes normales lo que hace que el presupuesto pueda aumentar pero no de manera desorbitada con los crecimientos experimentados hasta ahora (un 2% el último año). Y eso siempre y cuando el equipo sea ganador y tenga éxitos deportivos porque sino los variables pactados no llegarán. Y cada año hay más equipos que tienen “el banco en casa”. Ya no nos limitamos a cuatro equipos de alto nivel competitivo y económico en Europa. Hoy podemos aumentarlos a 8-10 con las mayores posibilidades.

 

Cuándo sabíamos claramente que queríamos ser de mayores nos han cambiado al profesor (el entrenador dijo que la cantera le daba exactamente igual), el jefe de estudios es un desastre que ha cambiado el sistema de estudios (ahora deben ser altos y fuertes) y para mayor broma el exdirector está acusado poco menos que de mafioso. Del director actual tan solo se que seguía las mismas directrices del anterior, las dictadas por teléfono o entre comidas.

 

Y en la parte social a día de hoy las pañoladas son sencillamente imposibles. Con entradas de 70.000 asistentes de los que normalmente (salvo partidos muy concretos) hay sobre el 35% de no abonados es imposible se repitan escenas como las que propiciaron las salidas de Núñez, Gaspar o Reyna. Simplemente imposible ver un Camp Nou blanco. El socio se ha acomodado en los éxitos y a la inmensa mayoría de los medios de comunicación, en vista de la poca venta de papel, les sirven las cacerolas o las toallas del verano con lo que es difícil encontrar opiniones y razonamientos contrarios al modo de hacer de la Junta. A eso debemos unir la dificultad de proceder a mociones de censura o al aumento de la duración de las presidencias de 4 a 6 años.

 

El bloqueo a la posibilidad de acceder a socio salvo que seas familiar de uno de ellos o hayas estado durante un par de años como “penyista” del Club hace que la masa social esté absolutamente controlada desde la Junta. El trabajo de Jordi Cardoner con las “penyes” y sus federaciones territoriales deja como un aprendiz a su abuelo Nicolau Casaus. Disponer de unos 15.000 afines en cualquier votación en el mundo de las “penyes” hace que a día de hoy un vuelco en unas elecciones sea casi imposible. Salvo que votaran cerca de los 65000 socios, altamente improbable. Tan improbable como que alguien con nuevas ideas y con un prestigio quiera ser presidente del FCB con los antecedentes y la posibilidad de que alguien pueda judicializar su mandato con posterioridad.

 

Hemos sido los socios los que hemos llevado al Club hasta aquí. Y somos nosotros los que tenemos al “enfermo terminal” en la cama del hospital. Estaría bien que en lugar de esperar al “levántate y ande” empezáramos por derribar el muro de la entrada de la tumba. Debería ser posible aunque luego igual ya no se levanta nadie.