El correcalle del Barça ayer en el Estádio da Luz, durante la primera parte me hizo ver un Barça totalmente distinto al que nos tiene acostumbrados. Quizás fue el día donde más se notó. ¿Cuál es la diferencia? Pues básicamente el estar Cesc o Iniesta. No los dos, sino uno u otro. Esa es la diferencia que hace mover al Barça. E incluso diría que así como con Iniesta, independientemente de si está o no Cesc, el hombre clave en el juego es Xavi, por su sentido de juego, en el momento en que Don Andres no está en el rectángulo el hombre clave pasa a ser Cesc. Y ahí el cambio es notable. Notable en el sentido del juego acostumbrado. Ni mejor ni peor, sencillamente distinto. Totalmente distinto.
Con Iniesta en el campo el juego del Barça es el que tanto nos hemos acostumbrado a ver. Con salida de balón a uno de los centrales y en caso de presión estos se abren a bandas para dejar el espacio a Busquets. Esto hace que Xavi e Iniesta bajen unos metros su posición para recibir el nuevo pase. Y a partir de ahí, ya en línea de centro campo elaborar jugada. El primer pase del mediocentro es por tanto un pase de 10- 12 metros en el mejor de los casos.
Partimos por tanto, en salida, de un triangulo entre uno de los centrales, el medio centro (Busquets) y uno de los dos interiores (Xavi o Iniesta). Y esos triángulos van conformando todo el juego de posición. El ritmo, ese que algunos dicen que aburre, es tranquilo, al trote, en los jugadores pero no en al balón, hasta llegar el momento de aceleración que se produce tras varias basculaciones de costado a costado de campo. Algo parecido al balonmano donde el balón va de extremo a extremo esperando que como el que maneja balón siempre piensa antes que el que va a recuperar se encuentre el hueco para acelerar un último pase.
Ante este esquema, el que esté o no Cesc es indiferente al juego. El está por delante de estos triángulos de salida y se incorpora a los siguientes cuando la salida de balón ya se ha producido y estamos en tres cuartos de campo contrario. Ahí sí es determinante por sus constantes cambios de posición. Evidentemente en ese momento jugamos sin extremo claro y perfilado pero da igual porque una vez arriba cada jugador ocupa un espacio.
Sin Iniesta en el equipo y con Cesc en él, necesitamos de ese extremo y que Cesc ocupe en elaboración y salida de balón el lugar de Iniesta. Y ese es el problema. A Cesc le cuesta mucho más bajar hasta la línea de centro campo (ya no hablemos de traspasarla) con lo que, de los dos triángulos de salida de balón, uno queda mucho más largo. Con presión sobre Busquets y Xavi en lado izquierdo la salida debe producirse por medio de Mascherano. Y la búsqueda de Cesc hace que ese primer pase ya no sea de 10-12 metros sino bastante más largo con lo que un posible corte es mucho más probable.
Si ese pase se consigue, hemos traspasado la línea de medio campo sin toques con lo que el juego es muchísimo más vertical y más rápido pero con los consabidos peligros que conlleva. Solucionamos con un pase la línea de presión de delanteros e incluso la de medios pero con mucho riesgo sino se desarrollan pases perfectos.
Con esta distribución tenemos dos posibilidades en la salida de balón totalmente distintas en una banda u otra. Por tanto los atacantes del equipo rival deberían en principio escalonarse para la presión e igualmente los mediocampistas.
Por tanto, en el juego del Barça con Cesc y sin Iniesta, en mi opinión, el eje que hace bascular al equipo deja de ser Xavi para pasar a recaer en Cesc. Convertimos de salida a un Barça horizontal a un Barça vertical. Ese es el cambio.
Nunca he entendido a los que han hablado de Cesc como sucesor de Xavi. Dos estilos, en mi opinión, totalmente distintos.
Pero, con el debido tiempo a la adaptación, ¿y por qué no podemos cambiar el eje de coordenadas?