Querido David,
He leído «tus reflexiones a vuela pluma sobre el fútbol del barça» y, aunque en gran parte estoy de acuerdo con ellas, me gustaría introducir varios apuntes.
En primer lugar el tan traído y usado concepto de la posesión del balón. La posesión en sí misma no vale para nada. El tener el balón por el sólo hecho de tenerlo no trasluce la idea ni de buen juego ni tan siquiera de oportunidades de gol. La posesión debe entenderse como el arma necesaria para el avance en equipo. El avance coordinado de todas las líneas buscando el dejar los menos espacios libres al adversario y a la vez buscando las mejores posiciones para un átaque en estático. En eso basaba todo el esplendor, el Barça de los últimos cinco años. (Aquí ya dudaría en sumar el año pasado, pero dejémoslo ahí).
En ese juego teníamos a los mejores jugadores posibles. Jugadores que no destacarían nunca por su físico ni en un juego de encontronazo constante.
Si analizamos quizás al mejor Barça, el de 2011, rematado con el partido del Mundial de Clubes ante el Santos, vemos que hay una serie de diferencias, a mi entender básicas, para hablar de cambio de sistema, que, como bien dices parte ya del tipo de jugadores fichados.
La defensa parte de graves problemas de posicionamiento desde el momento en que Abidal sufre su enfermedad y que se agravan con la llegada de Jordi Alba. A partir de ese momento dejamos de ver al mejor Alves. El porque es sencillo. Ambos laterales suben su banda muchas veces al unísono, llegando hasta la línea de tres cuartos contraria. Con Abidal siempre existía la contraposición a las locuras atacantes, en muchos casos, de Alves. A día de hoy, no tan sólo no se corrigen sino que se doblan por ambos costados. Solo hay que mirar la cantidad de goles que recibió el Barça con pelotas cruzadas desde un lateral buscando el segundo palo.
A estos problemas de defensa, añade, aunque muchos no lo vean así, al Piqué actual. Justo, justísimo en defensa y limitado en sus intentos de emular a Márquez en los desplazamientos cruzados. Situación que si se produce alguna vez es sorpresiva pero que si se repite constantemente se convierte en un chollo para el lateral contrario. Sus ayudas a la banda de Alves resultan en la mayoría de casos nefastas pues no tan sólo no acostumbran a cortar el avance sino que deja huérfano a Mascherano en la posición de central a la espera de que al medio centro le haya dado tiempo a llegar.
El segundo problema viene con la incorporación de Cesc al medio campo. Evidentemente su fichaje era, o así lo entendí, la sustitución a medio plazo de Xavi Hernández como motor del juego azulgrana. Con una ventaja sobre Xavi, a mi entender, que es su más largo recorrido y una desventaja que era su juego muchísimo más desordenado y anárquico. Pero eso creía que se podía llegar a encauzar. Pero el paso del tiempo ha hecho que dude ya de ese motor de juego. Simplemente por la falta de control que ejerce sobre él. No sé si por falta de oportunidades para demostrarlo (raro ha sido en el último año el partido en que haya podido ejercer de motor como tal) o simplemente porque ese rol no va con él.
A la vez, no hemos de olvidar que el verdadero (y único) motor de juego del Barça ha sido Xavi. Y a día de hoy, los años no pasan en balde. Tú mismo lo indicas. Xavi emergió en el momento que al Rayo le empezaron a fallar las fuerzas. Un detalle, ¿cuanto tiempo hace que a Xavi no le vemos ese giro sobre si mismo para sacarse a un contrario de encima?. Por tanto, y desde el momento en que el equipo no viaja junto hacia el marco contrario (eso que sólo se consigue mediante la posesión) las limitaciones de Xavi quedan acentuadas a la hora de retroceder.
El problema, y es tan solo una opinión personal basada en intuiciones y comentarios, es que exactamente desde la marcha de Pep Guardiola, o quizás debería decir a partir de los motivos que inducen a Guardiola a irse, en el palco (y no olvidemos que son los que fichan) no se sabe a que se quiere jugar. O mejor dicho, saben que quieren ver a un Barça diferente. Algo que no se asocie al juego de Pep. Los fichajes, o mejor dicho, los no fichajes y la baja de Thiago conducen a pensar así. Ahí súmale el bajo, por no decir nulo, protagonismo dado a jugadores del B, ascendidos al primer equipo y que ya el año pasado podían haber dado algunos pasos.
Seguramente algunos desean la «Scolarización» o «Mourinhización» del juego. Y mientras se gane habrán pocas objecciones a poner por la mayoría. Aunque en ese caso les diría que no tarden, que pongan en el mercado a Iniesta, Xavi y algún que otro y así tendrán parte del dinero para fichar a los que les conviene para ese tipo de juego. En Londres lo vieron el pasado día. Mata a la grada.
Mientras, yo, por si acaso pondré en orden los viejos partidos archivados. Para cuando me ataque la nostalgia.
Saludos
Josep Bobé