Ayer noche, alrededor de las 22 horas fuimos, uno a uno, contabilizados. El número se detuvo en el 9.589. Exactamente esos. La suma de “ninots”, descamisados, tuiteros y blogueros varios. Ya saben cuantos somos y a cuantos tienen en la acera opuesta. En ese lado en el que vamos aún susurrando palabras por las redes mientras ellos tienen los mejores altavoces y megáfonos para repetirnos una y otra vez sus ofertas de temporada.
Tambien están contabilizados los 81.059 socios que no pasaron por las urnas en el día en que se podía expresar la opinión sobre la decisión más importante que debía tomar el Club en los últimos cincuenta años. 81.059 socios que creen que no tienen nada que decir o sencillamente el devenir del Club les importa poco.
No nos dejemos engañar. El resultado de ayer del referéndum arroja que 2,29 socios de cada diez del total del Club con derecho a voto han dado el sí a la reforma planteada desde la Directiva del Futbol Club Barcelona.
El sueño, y el vermut y la comida, siempre son reparadores. El “tot està per fer i tot és possible” de Miquel Martí i Pol es más real que nunca. Nos queda trabajo, mucho y persistencia. Trabajo para convencer, cada uno de los 9.589 desarrapados, a dos consocios que hayan votado sí o no hayan votado. Trabajo para dar a conocer los planes de esta Junta Directiva más allá del círculo en el que nos retroalimentamos. Trabajo para mostrar las muchas incongruencias mostradas en los dos últimos meses que contiene el proyecto. Trabajo para convencer a los que pasan de que el Club tambien es suyo y que su voz es importante. Y persistir. Persistir en desenmascarar las mentiras. Persistir en mostrar las miserias de sus altavoces. Persistir en que el Club es tambien nuestro aunque nos dejáramos las camisas en cualquier batalla.
Quizás va siendo hora olvidar a viejos “padres de la patria” barcelonista, siempre ellos tan institucionales, como referencias. O a los que han optado por el silencio como estrategia, sabedores de que el corto plazo era perjudicial a sus intereses. O medios, conocedores en muchos casos de realidades, que optan por la neutralidad ante la posibilidad de ser tachados de oposición y quedarse sin tan solo las migajas de encima la mesa. Quizás va siendo hora de ventilar y refrescar ambientes y que circule aire nuevo.
Ayer, muchos se quitaron las máscara que les embellecían y ante nosotros han quedado rostros surcados por arrugas de fealdad, con cicatrices de antiguas batallas hoy por muchos olvidadas, incluso por ellos mismos.
No estaremos solos. Esta misma Directiva nos ayudará a desenmascararlos. Su ineptitud será nuestra mejor arma. No caigamos en la simpleza de reducir el problema en tema de edad. Muchos, muchísimos jóvenes menores de 35/40 años votaron por el Si. Muchos. Nos toca convencerlos. Nos toca convencer, a cada uno de los 9.589 que votamos No a dos consocios. Un Club que este año celebrará sus 115 años merece este esfuerzo.
Ayer, uno de nosotros, votaba No. Acompañaba la imagen con un “por lo menos poder decir a los nietos que hice lo que pude”. La respuesta de otro fue “¿Los nietos? Te dirán: ¿Qué es el Barça, abuelo?”.
La mayoría de nosotros hemos tenido familiares de generaciones anteriores que ya eran del Barça y que sentían esos colores “Blau i grana” en tiempos mucho más complicados. No se rindieron y nos transmitieron colores y sentimiento. Por ellos, tambien el esfuerzo.